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A las chicas les gustan los gatos y a los pibes, los perros.
A mí me gustan las tortugas, también. Pero bueno, qué sé yo. No es que me quiera hacer el "hipster", ojo. Bueno, sí. Me quiero hacer el hipster. Ya fui flogger, emo, cumbia, rolinga. Ahora me voy a tatuar estrellas y comprarme libros de una mina que siempre se saca fotos a ella misma. No me acuerdo el nombre. Pero importa un pepino porque voy a la librería de las buenas y ahí me sabrán orientar.
Pero es una enfermedad, querer hacerse "el que la sabe lunga". Ese es un privilegio para unos pocos. A esos consagrados, la revelación de la verdad, es una evidencia a la que asisten continuamente.
Uno de ellos es el afamado Andy Warhole, "el agujero de la guerra", como le decían sus amigos.
Transcribo unas líneas de su avezada capacidad de desapego de los conflictos, para que vean que no todo lo suyo era frivolidad y sopitas de Iorio:
A veces la gente deja que el mismo problema le abrume durante años cuando bastaría con decir:
"¿Y qué?"
Es una de mis frases favoritas: "¿Y qué?"
"Mi mamá no me quería": "¿y qué?"
"Mi marido no folla conmigo": "¿y qué?"
"Soy todo un éxito pero sigo solo": "¿y qué?"
No sé cómo me las arreglé durante tantos años antes de aprender este truco. Tardé muchos años en aprenderlo, pero una vez que te das cuenta, jamás lo olvidas.
