El plan del ego para que "estemos bien" se basa en abrigar resentimientos.
De esta manera, la fuente de la salvación y la paz interior se percibe como externa a uno.
("Si tal persona actuara de otra manera, si tal o cual circunstancia externa cambiase, recién ahí uno sería feliz.")
Cada resentimiento que alberga quien piensa así, parece basarse en la premisa: “Si esto fuera diferente, yo estaría bien”.
Por tanto, el cambio de mentalidad necesario para la paz mental, uno se lo exige a todo el mundo, excepto a uno mismo.