Madrileño de pura cepa, Juan Gris decidió en París enfrentar la vida como un hombre totalmente nuevo. No sólo cambió su nombre —cuyo apellido tiene el mismo significado en español y francés—, sino que, además, "olvidó" adrede infancia y adolescencia vividas en la península ibérica. Eligió el misterio como vía para construir su futuro artístico.